domingo, 31 de julio de 2011

Estás en mi corazón...

Para Mauricio, Gustavo, Marcela, Milagros, Héctor, Elías, Laura, Mayte, Iliana, Paola Partida y todos aquellos que directa o indirectamente han compartido conmigo la grandeza de 'Lichi'. Y para mi 'Lichi', por supuesto...
Nota: favor de leer este artículo con las notas de fondo del maestro Alfredo Kraus, interpretando "Siempre en mi corazón" del gran Ernesto Lecuona. Simplemente denle al 'play' en el video adjunto, al pie del mismo.

"Rubén el 'ruco' Marín Limón nunca se sintió tan viejo como aquella mañana de domingo en que supo de la puta muerte de Eliseo Alberto de Diego García Marruz. En honor a la verdad no era más que un escritor y poeta insular que sin saberlo le había salvado la vida y deconstruido la existencia en múltiples ocasiones al ritmo de una prosa melodiosa escrita en las páginas de un bello ejemplar -de Ediciones del Equilibrista- adquirido por 50 inmejorablemente invertidos pesos en una triste mesa de remates de la Casa Lamm..."

Si pudiera contar mi vida como una novela, sin duda tendría que empezar así, pues a partir del día en que leí las páginas de "La eternidad por fin comienza un lunes o El grande viaje del Cisne Negro sobre los lagos de hielo de Irlanda" dio un vuelco, que visto en retrospectiva bien podría ser mil puntos de partida y mil finales a la vez, dependiendo de cómo sea contada y desde la perspectiva de quien.

Y es que nadie que no haya llorado al leer un libro podría entender lo que 'Lichi' provocó en mí y mi turbulento presente de aquél entonces... (perdonen la pausa, pero es que no podía seguir escribiendo sobre esto, sin un encender un cigarrillo -como él-).

El universo del circo Cinco Estrellas ("... dueña de un corazón tan 'Cinco Estrellas'" escribirían Sabina y Milanés seis años después) y su hermandad de extravagantes y entrañables personajes se convirtieron en mi familia, y sus vidas -y muertes-... en las mías.

"La eternidad..." mutó entonces en un manojo de emociones difíciles de manejar, que se quedaron entre sus 380 amarillentas páginas como fieles testigos de mi emotividad y que hoy aún se asoman entre letras, frases sabias y entrecruzadas historias que me llevaron casi tres años de dolorosa, pero coruscante digestión.

Podría hablar de la vida de mi escritor y poeta, pero mejor quise plasmar en este espacio su huella en mí, que ocuparme de ello, pues los obituarios de este triste domingo ya se encargaron de eso.

Así pues, "La fogata roja", "Importará el trueno", "Las cosas que yo amo", "Caracol Beach", "Informe contra mí mismo", "Esther en alguna parte", "Del otro lado de los sueños", "La fábula de José" y "El retablo del Conde Eros" esperan severas lecturas y relecturas como un sencillo homenaje a su memoria; y esperan también a ser regaladas como "La eternidad..." porque estoy convencido de que su arte debe ser obsequiado, no comprado... y que si se compra debe ser sólo para intentar hacer felices a los que más queremos.

Eliseo Alberto, mi querido 'Lichi', me enseñó que un libro sobre la magia del amor puede hacer cambiar una y mil vidas, empezando por la mía. Esta noche su novela -con todos sus recuerdos, realidades y espíritus- está sobre mi mesilla a la espera del sol de este incipiente lunes en que comienza su eternidad y que habrá de reunirlo con Eliseo Diego, su amado padre.

Descansa en paz, amigo. Vives en mí... estás en mi corazón...


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