jueves, 10 de julio de 2008

Calma corazón, calma...





¿Acaso es tan difícil vivir sin fórmulas? ¿Es un pecado intentar hacerlo así? ¿Se es iluso o soñador, utópico o naif al querer experimentar, equivocarse y asumir consecuencias para aprender? ¿No será que los idiotas que asumen su experiencia como ley, su egoismo como base y su vivir como bandera de conquista sobre los inexpertos, los inocentes, los nóveles, los amorosos, los sentimentales, los sensibles, los respetuosos, se quedarán debajo de los cimientos de lo que realmente vale la pena en esta vida, el amor?

Hoy más que nunca estoy convencido de que la salida no es por ahí y de que los muchos que se preocupan por joder al prójimo creyendo que están haciendo bien o ganando indulgencias terrenales terminarán quedándose vacíos, tal y como ya están ahora...

Yo prefiero disfrutar y llenarme de pedazos de sabiduría como esta:

El Resto es humo
Luis Eduardo Aute
Humo y Azar (2007).


Puede que esto de vivir
consista en disfrazarse de veleta y de girar
según qué viento...

Y de celebrar el triunfo
de las estrategias sobre la caducidad
del sentimiento

Y de coronar las cumbres
más resplandecientes donde el águila
es experta en alpinismo

Y de especular con el honor
como la causa justa más preciada
del mejor cinismo...

¡Calma corazón, calma, corazón! sabes bien
que la única razón que aún asumo
es la improcedente sinrazón
de amar y amar y amar...
y sólo amar,
el resto es humo...

Déjales que invadan
los vacíos que dejaron los santones
que ocupaban los altares,

que defiendan la casualidad
como principio frente a la causalidad
de los azares...

que se llenen las barrigas
con el fruto que comieron, insaciablemente,
en otros huertos...

Que levanten podios a sí mismos
sobre el mármol que sepulta
su currículum de muertos...

¡Calma corazón, calma, corazón! sabes bien
que la única razón que aún asumo
es la improcedente sinrazón
de amar y amar y amar...
y sólo amar,
el resto es humo...

Míralos matarse con las armas
más sutiles con el fin de hacerse
con una medalla,

que persistan en su empeño
de pensar que sólo con fortuna y con poder
darán la talla,

que fabriquen aspas de molino
que defiendan al gigante
contra el aire del ensueño,

que produzcan monstruos pertrechados
de razones que jamás admitan
que la vida es sueño...