lunes, 31 de octubre de 2011

De fiebres y calenturas postpanamericanas




Pretender siquiera que Guadalajara -y de hecho, cualquier ciudad de este país- esté en posición de organizar unos Juegos Olímpicos en un mediano plazo, es no sólo naive y absurdo, sino una verdadera utopía (en estricto sentido sociológico) ante el panorama de corrupción e impunidad y el valemadrismo con el que se conduce por lo menos un tercio del país.
Antes de plantear posibilidades guajiras debemos y estamos obligados a ser críticos con lo criticable, que a pesar de lo que digan muchos oficialistas y entusiastas de la 'buena ondita', aún sigue siendo mucho. Cabe destacar que hasta ahora, semejante planteamiento sólo ha salido de personajes políticos, aquellos que con base en lo conveniente que el negocio entraña, desdeñan al deporte cuando de apoyar genuinamente se trata.
¿Quien está dispuesto a meter las manos al fuego por que en esa eventual cita no haya reventa? ¿Quién a apoyar a los atletas integralmente que no sea un particular? ¿Los jalicienses y en particular los habitantes de Guadalajara estarían dispuestos a vivir por lo menos media década entre obras y readecuaciones viales? ¿De dónde saldría el dinero? ¿Alguien le cree al nefasto, cínico, imbécil, retrógrada y anquilosado tándem que protagonizó el momento más incómodo de todos los Juegos Panamericanos? ¿Alguien le cree a Emilio González Márquez y a Mario Vázquez Raña?

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